Gracias por sus palabras amables este fin de semana, y más aún, gracias por sus oraciones. No solo por las ofrecidas este fin de semana, sino por sus oraciones continuas. San Juan María Vianney dijo una vez: “Cuando se quiere destruir la religión, se empieza por atacar al sacerdote; porque sin sacerdote no hay sacrificio, y sin sacrificio no hay religión.” Por eso realmente necesito sus oraciones.
Hace doce años, el 30 de junio de 2013, celebré mi Misa de Acción de Gracias aquí en la Catedral (ver foto abajo). La Catedral me había adoptado como feligrés cuando llegué del sureste de México para discernir una vocación al sacerdocio aquí en Sioux City. Es tradición que el sacerdote recién ordenado celebre una Misa de Acción de Gracias el día después de su ordenación en su parroquia de origen—y para mí, esa parroquia era esta. Nunca imaginé que solo seis años después sería asignado como Rector de esta hermosa Catedral y Párroco de la Parroquia Catedralicia, y que aún estaría aquí 12 años después.
Ausencia de la parroquia
Una de nuestras fieles voluntarias—que viene semanalmente a la oficina—siempre me dice que le preocupa que no me tome suficiente tiempo para mí. Pues bien, le alegrará saber que esta semana sí lo haré. Mañana por la mañana conduciré a Oklahoma para celebrar el 4 de julio con un buen amigo sacerdote, el P. Brian Buettner. Regresaré el sábado por la mañana para estar aquí a tiempo para las Misas dominicales.
Les deseo a todos un bendecido y seguro Día de la Independencia.