¿Cómo terminé en Sioux City? Algunos de ustedes conocen la respuesta a esta pregunta, pero probablemente son pocos. En resumen, estoy aquí por obra del Espíritu Santo. Permítanme explicarles.
Crecí en el sureste de México, en una familia que no era muy religiosa. En ese entonces, mi papá no solo no era católico, sino que tenía una actitud algo anticatólica. Fue mamá quien se aseguró de que mi hermana y yo recibiéramos los sacramentos de iniciación, asistiéramos a Misa y estuviéramos involucrados en la parroquia. Durante la mayor parte de mi infancia fui miembro de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, un movimiento mundial de niños que apoya a los misioneros mediante la oración, la formación y la colecta. Los sacerdotes de mi parroquia eran misioneros irlandeses.
Fue allí donde comencé a sentir que Dios me llamaba. No escuché una voz literal, pero empecé a imaginarme como misionero, como alguien que dejaría la comodidad del hogar para ir a anunciar el Evangelio a tierras lejanas, incluso si eso implicaba arriesgar la vida por Cristo. Cuando comencé a pensar en el sacerdocio, siempre lo imaginé como un sacerdocio misionero, siguiendo el ejemplo de mis párrocos, el P. Bernard Quinn y el P. Patrick Corrigan.
En la preparatoria descubrí que algunos amigos de la parroquia también estaban discerniendo una vocación. Finalmente, tres de nosotros entramos al seminario después de graduarnos. Dos lo hicieron a través de nuestra diócesis (uno de ellos fue ordenado) y yo ingresé a una congregación religiosa, la Sociedad de San Pablo, porque no sentía un llamado al sacerdocio diocesano. Aunque agradezco el tiempo que pasé allí, con el tiempo entendí que el carisma del instituto no era el que Dios me pedía vivir, así que me retiré después de casi dos años.
En ese momento pensé que tal vez no tenía vocación al sacerdocio. Estudié ingeniería en computación y trabajé un tiempo. Pero Dios volvió a hablarme, esta vez por medio de un amigo que me animó a considerar la posibilidad de aplicar a una diócesis en Estados Unidos, sabiendo que siempre había tenido el deseo de ser misionero. Como mencioné en Líneas de Fe hace poco, esto fue poco después del escándalo de abuso clerical, cuando las vocaciones en este país habían disminuido considerablemente.
Contacté a varias diócesis, y por obra del Espíritu Santo terminé en la Diócesis de Sioux City. Llegué aquí el 21 de febrero de 2007 sin saber lo que el futuro me deparaba. Me hospedé en la casa donde actualmente vivo mientras el P. Arts era el párroco. Asistí a Misa en la misma catedral donde ahora tengo la dicha de celebrar la Eucaristía regularmente.
He estado reflexionando sobre todo esto al comenzar la semana más santa del año, cuando conmemoramos la Pasión y celebramos la Resurrección del Señor. Hoy, junto con mis hermanos sacerdotes diocesanos, renovaré las promesas sacerdotales que hice el 29 de junio de 2013 en esta Catedral. Desde entonces ha habido días difíciles, momentos de duda en mis habilidades, errores. Pero nunca he dudado que Cristo me ha llamado a compartir su sacerdocio. Una de las promesas que renovaré es la de obediencia, y como siempre he procurado ser obediente a mis superiores—ya sea un párroco o el obispo—tengo la certeza de que estoy donde Dios quiere que esté. Este no era el lugar que imaginaba cuando pensaba en ser misionero, ni cuando discernía mi vocación, ni siquiera en 2007 al llegar a Iowa, pero es el lugar donde Dios me ha puesto.
Si estás leyendo este mensaje antes de las 11 a.m. y puedes asistir a la Misa Crismal hoy, te invito a hacerlo. Es una celebración bellísima. Si no puedes asistir o ya es tarde, por favor reza por mí. Aunque tengo la certeza de estar donde Dios quiere, eso no significa que siempre sea fácil, y necesito de sus oraciones. Gracias por tomarte el tiempo de leer esta reflexión y por apoyar mi vocación como sacerdote misionero en el noroeste de Iowa.
Nueva integrante del personal
Estamos muy bendecidos en la Parroquia Catedral de contar con un excelente equipo de trabajo. Aunque podríamos beneficiarnos de tener algunas personas más, nuestro pequeño equipo da siempre lo mejor de sí. Recientemente nos despedimos de una integrante, nuestra contadora Lisa Tott, quien decidió dedicar más tiempo a su familia. Afortunadamente, aún sigue colaborando como voluntaria en la oficina.
Para cubrir su lugar, promovimos a Edith Muñoz, quien hasta hace poco era nuestra asistente administrativa. Ha demostrado con creces que merece esta nueva responsabilidad. Esto dejó vacante el puesto de asistente administrativa, y la semana pasada dimos la bienvenida a Stephanie Ramírez, feligresa de la parroquia. Estoy seguro de que será una voz y rostro amables cuando llamen o visiten la oficina parroquial. Por favor únanse a mí para darle la bienvenida a Stephanie a nuestro equipo.
Peregrinación Jubilar a Italia
Seguimos recibiendo inscripciones para la peregrinación que estaré guiando a Italia del 3 al 14 de noviembre. En este momento, nos quedan lugares disponibles para cinco parejas, así que si están considerando unirse, no esperen demasiado para inscribirse. Pueden hacerlo directamente en:
https://trips.selectinternationaltours.com/c/select-international-tours/25mi11itjs.
Como las Puertas Santas de las Basílicas Mayores de Roma solo se abren durante los Años Jubilares—y los jubileos ordinarios solo ocurren cada 25 años—esta puede ser verdaderamente una oportunidad única en la vida.